miércoles, 28 de diciembre de 2011

Capítulo 12 Rijeka


Amaramos en la bahía de Kvarner con las primeras luces del alba, el puerto apenas tenía actividad, las luces que lo iluminaron durante las penumbras de la noche, comenzaban a apagarse poco a poco como luciérnagas agónicas.
Un pequeño remolcador se aproximó al hidro y nuestro piloto comentó de modo jovial:
-Иванович, всегда вовремя (Ivanovic, siempre puntual)
Efectivamente la organización de Piotor era precisa como un reloj, cargamos nuestro equipaje y el espejo y nos dirigimos al puerto de Rijeka.
-Os presento a Ivanovic, el gracioso de nuestro grupo -, dijo inusualmente desenfadado Piotor.
-¿Sabíais que en esta ciudad se inventó el torpedo? -, añadió Ivanovic en un intento de amenizar nuestra llegada.

-Ivanovic, siempre dices lo mismo, sabes que lo sé de sobras. -, repuso Piotor, casi burlón, sin enojo en absoluto.
-Ya sé que tú lo sabes ¿Pero ellos? ¿eh?
-Yo no lo sabía. -, le contesté.
 -¿Que es un torpedo? -,preguntó Roxane.
-La tecnología bélica es algo que desgraciadamente ha avanzado muchísimo, un torpedo es una bala de cañón con un motor incorporado en su interior, que le lleva inexorablemente al buque que ha de hundir, golpeándole directamente bajo su línea de flotación. -, le informó Merlín.
-¿Bajo su línea de flotación? -, preguntó de nuevo Roxane extrañada.
-Tiene forma de tubo con la punta roma y atrás lleva una hélice que lo propulsa, moviéndose ligeramente sumergido, escasamente un metro bajo el agua. -, añadí yo.

-Dios mío, qué crueldad, han debido hundir muchas naves desde que se inventó. -,culminó horrorizada Roxane.
-Ni te lo imaginas. -, apuntó Piotor.
Ivanovic miraba extrañado a Roxane, había algo que no entendía de ella, pero se lo calló para no ofender a los amigos de su hermano de armas. Ajeno a lo que le extrañaba continuó su relato.
-Esta ciudad es la capital del condado de Primorje-Gorski Kotar y tiene uno de los más importantes teatros de Croacia.
-Me encanta el teatro ¿me llevarás amor mío? -, me preguntó ilusionada Roxane.
-No será al de Rijeka, me temo -, aguó la fiesta Piotor.
-OOOOh .- Se lamentó Roxane.
-¿Por qué no? -, repuse yo.
-Realmente el tiempo es lo que nos sobra. -. Añadió Merlín.
-La organización está sujeta a unos horarios -, intentó explicarse  Piotor.
-¿Acaso no ibais a descansar en Triesde? A mí no me importa llevaros mañana o pasado, podéis descansar aquí. -, ofreció complaciente Ivanovic.
-Está bien, tienes razón Ivanovic, a partir de Triesde el horario es cosa nuestra, si a ti no te importa la espera, disfrutaremos de esta ciudad. -, finalmente Piotor cedió a su anterior firmeza.
-Habéis viajado todo la noche, os llevaré al hotel Milenij que es de mi confianza, en él  podréis descansar si queréis todo el día, podréis asearos y disfrutar de la gastronomía local, por la tarde os enseñaré la ciudad y podremos ir al teatro.
Ivanovic era un gran anfitrión, con Piotor me sentía igual que con Merlín cuando cruzamos Europa en el siglo XV, sus amigos se volcaban con nosotros.
Piotor arreglaba cuentas con el encargado del hotel, siempre apoyado por Ivanovic, Merlín los miraba curioso y Roxane y yo entramos en la tienda de Suvenires que había en la recepción.
-¡Mira amor mío! -, exclamó Roxane.
Roxane estaba fascinada, teníamos ante nosotros un maniquí vestido como una zíngara.
-¿Te acuerdas?
-¿Cómo olvidarlo? Estabas tan hermosa...
Ivanovic se nos acercó y nos dijo:
-Hermoso vestido, pero no es muy acertado para ir al teatro, ya he dado instrucciones al gerente para que os envíe a los profesionales cualificados para confeccionar la indumentaria acorde para tal evento.
Roxane y yo le miramos un tanto extrañados. Piotor se nos acercó en ese instante portando las llaves, nos las dio y subimos a la habitación.
¿Habitación? Era una suite de lujo, digna de un hotel de cinco estrellas. Nos estábamos acomodando cuando llamaron a la puerta:
-Buenos días, veníamos a tomarles medidas.
-¿Medidas? -, pregunté asombrado.
-Para los trajes de los señores.
-De acuerdo, pasen.
Roxane se ocultó tras un biombo mientras la modista le tomaba las medidas, a mí también me ocultó tras otro el sastre, era una situación muy cómica hablarnos tras de aquellos parapetos.
Ya terminada su labor, los profesionales se marcharon quedando al fin solos.
Nos abrazamos, nos besamos, tropezando con todo por la habitación, el beso era tan intenso que no habríamos los ojos y tropezábamos sin cesar, hasta que tropezamos con la cama y caímos en ella, comenzamos a acariciarnos y...

Horas después sonó el teléfono, nos habíamos quedado dormidos, el viaje en plena noche resultó agotador.
-Lo siento mi amor, no pude evitar dormirme en cuanto me relajé.
-Tranquila querida, yo me dormí un segundo después.
-¿Quién estará llamando?
-Sí... sí... de acuerdo... ahora bajamos.
-¿Quién era, querido?
-Era Ivanovic, nos esperan en el salón principal para comer.









No hay comentarios:

Publicar un comentario