-¿Cómo está? -, pregunté a Piotor
muy preocupado.
-Mal, muy mal; está estable pero le
hicieron mucho daño, por eso no le hemos podido trasladar.
-¿Está su vida en peligro? -, le
preguntó esta vez Roxane llena de congoja.
-De momento no, pero todo eso es
mejor preguntárselo al doctor.
Piotor nos había ido a recoger al
aeropuerto, no quiso que nos presentásemos en Nápoles hasta que los hombres de
Pasquale hubiesen asegurado el terreno.
Merlín estaba en una clínica privada mientras su estado mejoraba lo suficiente como para trasladarlo. En ese momento nos dirijíamos hacia allí.
Merlín estaba en una clínica privada mientras su estado mejoraba lo suficiente como para trasladarlo. En ese momento nos dirijíamos hacia allí.
-¿Qué es lo que pasó? ¿Cómo pudo dar
con vosotros...? ¿Lorena? Creí que quien nos perseguía se llamaba Morgana -,
Piotor preguntaba inmerso en un mar de dudas.
-Vayamos por partes, Morgana y
Lorena son la misma persona -, le fui explicando a mi amigo.
-Me lo suponía -. Dijo Piotor.
-Lorena es como la conocemos
nosotros, como la nombró Merlín la primera vez que habló de ella.
-Sí, ese es el nombre que se dio en
esa época y por él es por el que más se la conoce.
-Aclarado. ¿Qué hay de la captura de
Merlín? -, preguntó de nuevo Piotor.
-¿Recuerdas cómo me capturaron a mí?
-Te tendieron una trampa con el
anticuario, me lo contaste en tu pueblo -, me respondió Piotor.
-Morgana llevaba siglos controlando
los espejos, concretamente desde que se los entregaron a Napoleón.
-Eso
tan sólo aclara lo de tu captura, pero no la de Merlín -, dijo Piotor espeso
de mente.
-En el siglo XV nos persiguió por
toda Europa, la persecución se inició cuando Víctor me liberó, sus contactos de
la Inquisición la pusieron en alerta -, puntualizó Roxane.
-¡Claro! Entonces investigó a la
familia de Roxane y al ir a reclamar su testamento... -, Piotor comenzó a
iluminarse.
-Un hermano de mi padre sobrevivió a
la persecución de la Inquisición, nuestro amigo Álvaro le devolvió la hacienda
familiar al desenmascarar a Paolo di Bari.
-Mi marido, el mismo que me denunció
y entregó a la Inquisición, a mí y a mis padres, tan sólo mi tío sobrevivió, él
dejó escrito en su testamento que sólo podía ser heredero un miembro legítimo
de la familia, lo hizo con la esperanza de que yo apareciera. Morgana sabía que
forzosamente si alguien podía demostrar parentesco era yo, me usó a mí para
llegar a Merlín.
Roxane no pudo más y rompió a llorar.
La estreché en mis brazos para
consolarla diciéndole:
-No eres culpable de la perfidia de
Lorena, Merlín se pondrá bien , no te preocupes.
-Se recupera pasmosamente rápido: su
apariencia física es la de un hombre de más de cincuenta años, casi sesenta,
pero su constitución y su capacidad regenerativa es la de alguien con
escasamente treinta. Nos informó el doctor un tanto asombrado.
Roxane, Piotor y yo, nos mirábamos,
con un aire de complicidad, fingiendo a la vez asombro.
-¿Cuándo cree usted que podrá
viajar? -, le preguntó Piotor al doctor.
-A este paso en una semana, aunque
¿quién sabe? Este hombre no para de asombrarme.
-¿Una semana? -, preguntó de nuevo
un tanto asombrado.
-Sí, pero las fracturas de las
costillas requerirán reposo durante al menos dos meses, esos si no ocurren más
milagros.
-¿Podemos verle? -, se interesó
Roxane.
-Sí, pero háganse cargo de que está
muy sedado.
Entramos en la habitación y la
mirada de Merlín se iluminó al vernos, Roxane se lanzó a su regazo sollozando.
-Lo siento Merlín, lo siento. -, sollozaba
Roxane en su regazo.
-Tranquila Roxane, no es culpa tuya,
debería haber tenido más cuidado, era de esperar que la búsqueda de tu herencia
levantaría sospechas.
Roxane se incorporó enjugándose las
lágrimas y casi forzando una sonrisa le mostró un ramo de rosas blancas que
llevaba y le dijo:
-Qué maravilla, que bien huelen -,
se lo agradeció Merlín.
En ese instante entró la enfermera y
al oírlo dijo:
-Ya iba siendo hora de que oliese
aquí a algo más que a medicinas.
Este comentario elevó la moral de
los presentes, sacándonos a todos una sonrisa, incluso al convaleciente, que se
dirigió a su salvador:
-Piotor, Te debo la vida, no sólo la
vida, me salvaste de dolores inimaginables.
-Todos sabemos que tú lo hubieses
hecho también por mí.
-Es cierto Merlín, es mucho lo que
te debemos -, añadí yo.
-No puedo hacer mucho aquí anclado,
¿qué haréis vosotros? -,nos dijo preocupado Merlín.
-Aquí la situación está controlada,
Don Pasquale se ha hecho con el control -, le tranquilizó Piotor.
-El hombre a quien realmente debes
la vida amigo mío -, le contesté.
-Con la situación controlada podéis
acabar los trámites de la herencia con toda tranquilidad -, nos aconsejó
Piotor.
-Sí, aprovecharemos a tramitarlo
mientras Merlín recobra fuerzas para trasladarlo -, puntualicé.
Beni, esta novela tiene chispa.
ResponderEliminarMe encanta, y soy tu fiel seguidora.
Tienes talento como novelista.
Con cariño, y mucho:
Caro
¿Acaso estás escribiendo sobre el Mago Merlín, o es un personaje de tu novela que tiene ese nombre? No lo creo (No leí todos los capítulos de tu novela)Creo que has encarado la escritura de la apasionante y misteriosa vida de el mago. Es un tema que me fascina Beni. No fácil por cierto, y lo estás haciendo a gran nivel literario. Me recuerda a LA ILÍADA de Alessandro Baricco, que se animó a reescribirla, aunque no en su totalidad, y le incorporó su estilo que supera , a mi modo de ver, al original.
ResponderEliminarComo sea la respuesta, bien Beni, lo estás haciendo a lo grande.
Éxitos,
Un cordial ssaludo
Muchas gracias Nicole, tus correcciones dan el toque magistral a la novela.
ResponderEliminarGracias por seguirme Rober. Esta es la segunda parte de la novela, el primer capítulo ofrece un resumen muy útil a la hora de iniciarse en la novela.
Efectivamente el Merlín artúrico es uno de los principales protagonistas de la novela, el protagonista principal y narrador es un anticuario que junto con el resto de los personajes vive todo tipo de aventuras, fruto de los origenes del mago.
De verdad es genial.ya sea a traves de la computadora o mi movil te estoy sigiendo.saludos.judith
ResponderEliminarMuchas gracias Judith, me has seguido desde el primer libro, el reflejo del cobalto.
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