Nada más pisar suelo milanés, nos dirigimos a un cibercafé; teníamos que comunicarnos con Piotor: necesitábamos más que nunca sus contactos.
Siempre
contactaba con él a través de un portal soviético de absoluta confidencialidad,
lo abrí y encontré un mensaje:
<<Los
amantes están reunidos en el nido, esperando el viaje de la luna de
miel.>>
Eso
quería decir sin lugar a dudas, que habían cumplido su misión y esperaban
instrucciones.
<<El
mago está atrapado por la bruja, los príncipes esperan ayuda en la última
cena.>>
Al
leer este mensaje, Piotor sabría que estábamos en apuros y que esperábamos
ayuda en Milán, puesto que la sagrada cena es uno de sus pinturas favoritas y
sabe perfectamente que se halla en la iglesia Santa María delle grazzie en
Milán.
-Muy
ingenioso mi amor, pero ¿cómo nos encontrará en una ciudad tan grande?
-Él
nos dará un contacto en Milán, ahora buscamos un hotel y más tarde
comprobaremos si nos ha contestado.
Nos
alojamos en el hotel “Palazzo delle stelline” que fue del encanto de Roxane,
puesto que se hallaba en un convento del siglo XV.
Lo
elegí por su proximidad a la iglesia de Santa María delle grazzie, algo me
hacía pensar que Piotor nos citaría cerca de la gran obra de Leonardo.
No
me equivoqué, el mensaje que nos dejó fue el siguiente:
<<Será
como siempre pero a la última cena se suma el paladín más... Esta tarde no
lloverá, no hay nubes en el horizonte.>>
-¿Qué quiere decir eso mi amor? -. Me preguntó perpleja Roxane.
-¿Qué quiere decir eso mi amor? -. Me preguntó perpleja Roxane.
-Siempre
nos reunimos a las once de la mañana, a menos que indiquemos lo contrario, pero él no llegará a tiempo, por eso manda un “paladín”; lo de la lluvia es el santo
y seña.
-Pero..., ¿dónde nos reuniremos?
-Evidentemente
frente al fresco, por eso busqué alojamiento tan cerca del mismo.
Aquella
noche descansamos como pudimos, no podíamos quitarnos de la cabeza la situación
en la que se hallaba Merlín.
De repente le vi como yo me viera: atado, mientras un enorme matón le golpeaba sin piedad. Me desperté sobresaltado, con la respiración tan agitada que mi garganta ardía y el corazón no cabía en mi pecho, su pulso batía mis sienes.
-Tranquilo mi amor, estás empapado en sudor.
De repente le vi como yo me viera: atado, mientras un enorme matón le golpeaba sin piedad. Me desperté sobresaltado, con la respiración tan agitada que mi garganta ardía y el corazón no cabía en mi pecho, su pulso batía mis sienes.
-Tranquilo mi amor, estás empapado en sudor.
Roxane
estaba a mi lado tratando de sosegarme.
-Vida
mía, he visto como lo torturaban.
-Yo
no puedo dormir, tú has empezado a agitarte y me he asustado tanto...
-Lo
siento mi amor, fue una pesadilla, no pude evitarlo.
-Lo
sé, no es culpa tuya, abrázame.
En
los brazos de Roxane, hallé la calma, en realidad la hallamos los dos, por fin
conseguimos dormirnos, pero despertamos completamente deshechos.
Eran las once de la mañana y nos hallábamos frente al fresco, muchos son los misterios que se le otorgan y no es para menos, es una obra espléndida, de las grandes que realizase nuestro amigo el gran genio Leonardo.
Eran las once de la mañana y nos hallábamos frente al fresco, muchos son los misterios que se le otorgan y no es para menos, es una obra espléndida, de las grandes que realizase nuestro amigo el gran genio Leonardo.
Un
hombre se nos acercó y me dijo:
-Esta
tarde no lloverá.
-No
hay nubes en el horizonte -, le contesté yo.
-Síganme,
les llevaré con Piotor.
Le
acompañamos y subimos con él en un lujoso Mercedes Benz, salimos de la gran
urbe hasta una finca en el campo.
Atravesamos
una enorme verja que abrió un hombre armado con un subfusil UZI y al ver
nuestra cara de preocupación el hombre nos dijo:
-No
se inquieten, él, al igual que yo, trabaja para don Pasquale. Por cierto,... aun
no me he presentado, me llamo Luigi, ustedes deben ser Víctor y Roxane, ¿no es
eso?
-Sí,
pero ¿Qué relación tiene don Pasquale con Piotor? -, contesté muy intrigado a
Luigi.
-Eso
es lo de menos, Piotor es un gran colaborador nuestro, don Pasquale le tiene en
gran estima y no dudó en ayudar a sus amigos, es por eso que ustedes están
ahora en su villa, completamente a salvo.
-¿Cuándo
veremos a Piotor? -. Preguntó Roxane.
-Pronto,
muy pronto, don Pasquale me envió a mí porque sabía que su amigo no llegaría a
tiempo, sus instrucciones fueron que los pusiéramos a salvo y don Pasquale se
ha ofrecido encantado.
El
vehículo se detuvo frente a un suntuoso palacio, los sirvientes corrieron a
recibirnos y nos acompañaron al clásico recibidor, con un techo altísimo, una
lámpara tipo araña de cristal y en frente de la puerta, unas escaleras que
daban acceso a los aposentos y a los despachos.
Siempre
detrás de Luigi que nos iba guiando, nos
llevó hasta el despacho de don Pasquale, la puerta estaba abierta y éste se
encontraba sentado en su sillón atendiendo a un sujeto que en ese instante nos
daba la espalda y cuando se volvió al oírnos llegar, nos llenó de tranquilidad.
Era
Piotor, se levantó y corrió a abrazarnos.
-Amigos
míos, estaba preocupadísimo. ¿Qué sucedió? -. Nos preguntó impaciente.
Le
miramos un tanto atónitos, puesto que prácticamente no sabíamos ni donde nos
hallábamos.
-No
os preocupéis, don Pasquale nos ayudará, encontraremos a Merlín.
Sabíamos
que de ciertos temas no podíamos hablar con nadie, pero si uno de nosotros abría un espacio de confianza, este cedía tan sólo a un punto concreto
sobradamente conocido. El límite siempre estaba en ocultar nuestra capacidad de
desplazarnos en el tiempo.
Sabiendo
perfectamente a lo que se refería Piotor, comencé a relatarle los sucesos:
-Lorena
a atrapado a Merlín y probablemente a estas horas le estén torturando. -, le
expliqué a nuestro amigo.
-Debemos
darnos prisa. -. Me contestó Piotor.
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