Tras
la visita a la parte histórica de la ciudad, regresamos al hotel a cenar,
degustando los manjares de la gastronomía local, cuando un botones se me
acercó y me dijo:
-Sus
trajes están en la habitación, convendría que pasasen a probárselos.
Acabada la cena subimos a la habitación y nos los probamos. Debo decir que en aquel
hotel había unos costureros excelentes. Me miraba en el espejo y me sentía un
noble o un aristócrata, estaba pasmado.
Por
su parte Roxane le había cogido el gusto al biombo y se vestía tras él, lo
encontraba sumamente divertido y se la oía reír y cantar tras el pudoroso
artilugio.
-Alcánzame
las medias amor y no mires, no seas malo.
Yo
le seguía la broma; era muy excitante. Al acercarle las medias se asomó sobre
aquel horizonte y al verme exclamó:
-¡Guau!
¿Quién es ese gentleman que me aguarda tras el biombo?
-Soy
su pareja para esta noche, espero ser de su agrado.
-Creía
que ya no usábamos los pronombres así, ji, ji, ji -,reía burlona.
-Y
no los uso, estoy jugando a que soy un total desconocido.
-Lo
sé y me encanta, serás mi príncipe azul está noche.
Retiró
el biombo y tuvo que cerrarme la boca, la cual se me quedó completamente abierta de
la impresión. Quedé extasiado.
Bajamos
a la recepción donde aguardaban nuestros amigos, su apariencia era igualmente
impresionante, Piotor se examinaba el traje como un dundee y le comentó a
Ivanovic:
-Te
felicito. Un gran sastre.
-La
modista no lo es menos -, replicó Roxane.
-Ya
lo creo -. Coincidió Merlín.
-Todo
está listo. El taxi llegará de un momento a otro, tenemos reservado un palco -, dijo
el siempre atento Ivanovic.
Así
fue, el taxi llegó de inmediato y llegamos al teatro en unos minutos, pues el hotel
se hallaba muy cerca. Ivanovic volvió a ejercer de anfitrión de un modo
impecable, se sentía en su salsa y se notaba el gozo que le suponía vernos tan
complacidos. Estaba tan satisfecho que continuó explicándonos todos y cada uno
de los detalles de aquel majestuoso edificio:
-Nos
hallamos dentro del teatro nacional croata Ivan Zajc, construido en 1883 por el
estudio de arquitectura vienés Hermann Helmer Gottlieb y Fernando Fellner, este
fue el primer edificio donde se instaló la electricidad, bueno y... también el
teléfono, sí, eso es.
-¡Qué
maravilla! -.Exclamó Merlín.
-¿Qué
representación vamos a ver? -, preguntó ansiosa Roxane.
-Aida
de Giuseppe Verdi -, contestó Ivanovic.
-¡Ópera!
Me encanta -, proclamé ilusionado.
-Amor
mío no lo conoces porque pocos años después de que abandonases, comenzó la
historia de la misma, fue en Italia y entre otros de sus creadores, se conoce a
Vicencio Galilei, el padre del famoso astrónomo que hemos estudiado, Galileo
Galilei.
-¡Ah,
sí! Ya le recuerdo.
-Estos
músicos italianos querían ensalzar la tragedia griega y así comenzó una
corriente en la que finalmente acabó este prodigio. Te encantará. -. Completé
así mi explicación.
-¿Tú
no eres de esta época verdad? -, le preguntó Ivanovic siempre extrañado por sus
continuos desconocimientos.
-Ahora
me diréis que nuestro amigo es el Merlín del cuento artúrico. -, dijo irónico
Ivanovic.
Todos
comenzamos a reír, todos menos Ivanovic. En cuanto Merlín tomó resuello de su
carcajada le dijo:
-¡Claro!
Ahora lo entiendo, Tintagel es donde estaba Camelot, o al menos eso se cree. -.Terminó
diciendo Ivanovic.
-Entonces...
¿Morgana?
-Sí,
es ella. -.Terminó diciendo Merlín.
Nos
hallábamos en el palco y un camarero acaba de servirnos champán, Iovanovic se
le acercó y le dijo:
-Como
guste el señor.
Roxane
no paraba de llorar, estaba emocionadísima: era la primera vez que veía una
ópera y el sentimiento que desplegaba la superó.
-Nunca
imaginé que la tragedia griega pudiese evolucionar a algo tan grande, tan puro,
su canto es como la vida misma -, declaraba embelesada Roxane.
Saqué
el pañuelo del bolsillo de mi chaqué, para que se enjugara las lágrimas mi
amada. Piotor le dijo:
-Veo
lo mucho que te emociona la ópera, no debes perderte el ballet, os invito a
verlo en San Petersburgo, nuestra representación del cascanueces de Tchaikovski
recibió el premio nacional ”máscara de
oro” en 2003.
-Iremos
en junio, ya lo estamos planeando -, le dije a nuestro amigo.
-¡Estupendo!
Podréis ver las noches de sol -, exclamó Piotor.
Me encanta esta novela, Beni.
ResponderEliminarNo puedo dejar de leerla y de reírme mientras la leo. De hecho, la vivo.
Los personajes viven dentro de mí.
Eres un gran novelista.
Abrazos de oso:
Carol.