Acuatizamos en el pantano de Rosarito,
éste se encontraba dentro de la provincia de Extremadura, pero estaba a apenas
media hora de distancia de Mombeltrán.
Desembarcamos con un pequeño bote
hinchable que llevaba de dotación el hidro, con él nos acercó hasta el
embarcadero Piotor mientras Antolín e Ivanóvic anclaban el Beriev.
En el embarcadero ya nos aguardaba
Sergei que había acudido en nuestra búsqueda con un vehículo todoterreno, me
dio las llaves y montó en el bote con Piotor de regreso a la nave.
Nuestros amigos rusos se quedaron
custodiando la nave y el espejo.
-¿Estarán bien? -, se preocupó Roxanne.
-Perfectamente, están acostumbrados.
-Pero… ¿dónde dormirán?
-La nave tiene literas, además… seguro
que se ponen a pescar, ja, ja, ja
-Sí, o se pondrán a jugar a las
cartas, cosas de chicos, ja, ja, ja -, se sumo a mi risa ya completamente
calmada.
Llegados a la casa, Alex corrió a los
brazos de Roxanne y ella se lo comió literalmente a besos.
Les contábamos las maravillas de San
Petersburgo ante la asombrada mirada de Alex y la no menos atenta de Merlín.
Descansamos aquella noche y al día
siguiente regresamos al pantano con un amigo del pueblo que se limitó a
llevarnos junto con el espejo y luego regresó a Mombeltrán.
Desde el embarcadero pudimos ver las
cañas de pescar asomando por las compuertas del Hidroavión, como ya supuse
estaban pescando, nos habían visto llegar y ya se acercaban en el pequeño bote
Piotor e Ivanóvic.
-Alex, te presento a nuestro gran
amigo Piotor -, le dijo Merlín.
-Encantado -, el pequeño le alargó su
manita para estrechársela.
Piotor le miraba lleno de ternura, esa
mirada nunca se la habíamos visto.
Le tomó la mano y después le estrechó
en sus brazos.
-Así saludamos en Rusia –, decía
mientras achuchaba a Alex.
-Le has asustado. Yo me llamo Ivanóvic
-, bromeaba como de costumbre, estrechando la manita de Alex y sacándole una
linda sonrisa.
El bote era muy pequeño, de modo que
primero cargaron el espejo Ivanóvic y Piotor, luego Ivanóvic nos llevó a Roxanne
y a mí y por último llevó a Alex y a Merlín.
Antolín saludó con un gesto militar al
niño, con una divertida sonrisa que contagió al pequeñín.
-¿Quieres que te enseñe mi nave? -, le
preguntó Anatoli al niño.
-¡Siiiiiii! -, contestó
ilusionadísimo.
Aquel avión estaba completamente
equipado, tenía hasta una cocina en la que Sergei ya estaba cocinando el
pescado, nuestro amigo resultó ser un cocinero excelente.
Merlín miraba fascinado los dos
espejos juntos, no podía dar crédito a sus ojos.
Mientras comíamos los manjares que
cocinaba Sergei, fuimos ultimando los detalles del plan.
-Volaremos desde aquí hasta las
Azores, allí llenaremos los tanques de combustible -, explicaba Piotor.
-¿Desde allí hasta Ottawa habrá
combustible suficiente? -, preguntó Merlín.
-Haremos escala en St. John -, le
contestó Piotor.
-Al este de Canadá -, añadí yo.
-Piotor, me dijiste que teníais una
ubicación perfecta en Ottawa ¿verdad? -, preguntó Merlín.
-En realidad nos dirigimos a Merrill
island, es una isla muy poco concurrida, junto a Lemieux island, en el rio Ottawa.
-Pero… ¿Ottawa no es la capital de Canadá?
No sabía que fuese un rio -, interrumpió Ivanóvic.
-La ciudad lleva el nombre del río
donde se erigió, es algo muy común -, le apuntó Merlín.
-¡Bueno! ¡Es hora de divertirse!
¿Habéis traído el traje de baño? -, exclamó Ivanóvic.
-¡Yo ya lo estoy! -, respondió Anatoli
mostrando un neumático que infló a modo de flotador.
-¿Cuándo salimos para las Azores? -,
preguntó impaciente Merlín.
Piotor dirigió una mirada
tranquilizadora al mago y le dijo:
-Hoy descansaremos aquí, el hidro
dispone de cuatro literas, una, para el niño, otra para Roxanne, otra para ti y
otra para Anatoli, el piloto ha de descansar adecuadamente, el resto dormiremos
en sacos de dormir.
Roxanne se acercó y añadió:
-No son muchas las ocasiones en las
que nos podremos reunir todos, menos aún en un sitio tan agradable y apacible,
debemos disfrutar el día.
Alex miraba a Roxanne con su mágica
sonrisa, repleto de ilusión, no importaba lo que deparase el futuro, al fin y
al cabo ellos escribían el suyo propio.
FIN
Enhorabuena por terminar tan bellamente esta segunda novela tuya, Beni.
ResponderEliminarAbrazo de oso.
Gracias Nicole, tu colaboración en esta novela es mucho más importante de lo que tu modestia te deja reconocer.
ResponderEliminarFelicitaciones, una bella novela que tuvo un increible final,me gusto leerte, y disfrute capitulo por capitulo. saludos, Judith
ResponderEliminarMuchas gracias Judith, has seguido con todo interés las dos novelas.
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