Alex pasó el día entero preguntando
por Merlín, nuestro amigo caló muy hondo en el corazón del pequeño y saberlo
herido le llenaba de congoja.
El día transcurrió en un instante,
como todos los días que pasábamos con el pequeñín, nuevamente nos despedimos de
él y como todas y cada una de las veces que le dejamos allí, la tristeza nos
embargaba, Roxanne no paraba de llorar.
Pero en aquel día ocurrió algo, algo
muy distinto...
Alex era un niño de poco más de ocho
años, con toda la inquietud e ignorancia que ello supone, una ignorancia que
siempre antepone la curiosidad al miedo.
Roxanne y yo le habíamos dejado
dormido, eso es lo que habíamos pensado...
Alex fingía el sueño en esta ocasión,
apenas cerramos la puerta Roxanne y yo, él saltó de la cama y se vistió, él nos
había visto desde su ventana partir en varias ocasiones, sabía que íbamos
andando, que no montábamos a caballo ni a la ida ni a la vuelta.
Como el niño que era decidió
curiosear, nos siguió hasta la gruta y nos oyó la conversación previa al salto:
-Hoy noté muy inquieto a Merlín -, comentó Roxanne cuando ya estaba interpuesta entre los dos reflejos.
-Hoy noté muy inquieto a Merlín -, comentó Roxanne cuando ya estaba interpuesta entre los dos reflejos.
-Es cierto, saltaremos un poco antes
¿Que tal a las 17:00 en lugar de a las 19:00 horas?
-De acuerdo entonces... ¿Las 17:00
horas del día 20 de Junio del 2009?
-Sí. Yo saltaré 5 minutos después a
las 17:05 del 20 de junio de 2009.
Entonces Roxanne pronunció su poema:
Tirarlo por
la ventana
En galo es
defenestrar,
Te puedes
desahogar
De forma
tranquila y sana.
Lucera es
ente que emana
Sentir,
querer o pesar,
Bendice este
afín lugar
Que a par une
y hermana.
Lumbrera es
la poesía.
Abriéndola el
mal cesa,
Es lírica es
alma mía,
El lazo que dulce
apresa,
Amor que de
mi surgía,
La más sincera promesa.
Cuando Roxanne
desapareció, Alex debió pensar que eran algo así como unas palabras mágicas.
Después me
situé yo en el portal y el niño supo a ciencia cierta que era desde allí donde
partíamos.
Entonces
recité mi poema:
Añorando en modo necio
Te recreas en saudades
Son recuerdos y pesares
Que reposan como pecio.
En el fondo son de aprecio,
Mas no avanzas tus andares.
Lidia hoy tus avatares,
Pues vendrá el futuro recio.
Abandona los recuerdos
Devorando cada instante
Sólo cúmplanse los sueños
Avanzando hacia adelante,
Si te sumas a los cuerdos
Sea en gracia Dios mediante.
En cuanto yo
salté, Alex se situó frente a la losa, no sabía muy bien lo que hacía, tan sólo
el instante hacia donde nos dirigíamos, y que debía llegar más tarde para
seguirnos.
El camino de
regreso al templo lo conocía así que pensó que una hora más tarde estaría bien,
pensaba llegar a las 18:00, sí. Eso es una hora más tarde, había visto a Bill
escribir las horas en su diario.
Bill era muy
bueno, pero quería estar con sus amigos, lo malo es que no sabía que recitar,
recordó algo que le contó Bill una vez que le vio jugando con las habas secas,
haciendo un collar:
Como la niña
inocente
Ensarta el
alimento.
Haciendo su
collar inconsciente.
Hilar gotas
es vano intento,
Pues pasado
el presente,
Tan solo será un lamento,
Que si bien
lamente,
Su instinto
dejó contento.
Reapareció en el siglo XXI, tras
recuperarse del susto de ver como se desvirtuaba, pensó que no era tan diferente
lo que había ahora ante sus ojos.
Cuando salió al exterior, lo primero
que vio es que llovía a mares pensó que de camino al pueblo se pondría como una
sopa, pero no fue eso lo que le preocupó al llegar allí.
Cuando llegó allí pensó que se había
equivocado, al darse cuenta de que todo era muy diferente, demasiado diferente,
y tuvo miedo, mucho miedo.
Llegamos a la casa completamente
empapados por el diluvio que caía fuera y
al llegar Merlín no estaba, en su lugar estaba una enfermera enojadísima
que decía muy airada:
-Si mis servicios no se precisan,
díganmelo, no se anden con rodeos o me den sustos como el de hoy, porque yo no
entiendo donde se ha metido este señor, se marchó de repente.
-Nadie a dicho que no la necesitemos,
ni tan siquiera lo hemos insinuado, el por qué ha desaparecido el señor, no lo
sabemos ni siquiera nosotros mismos, lo mejor será preguntárselo cuando
regrese. ¿No cree usted? -, le dije intentando calmarla.
En ese instante apareció Merlín y el
rostro de la enfermera se desencajó:
-¡Usted! -. Gritó a viva voz la
enfermera.
-Sí. Estoy empapado pero soy yo. ¿Qué
pasa? -. Replicó Merlín a lo suyo.
-Ya no lo soporto más, me voy -,
soltó ya harta la enfermera.
-¡Aleluya! -, casi cantó Merlín.
-Pero Merlín... -, le reproché.
-Que se vaya, no la necesito, además
tengo grandes noticias.
-¿Si? ¿De qué se trata? -, preguntó Roxanne
que intuía que la noticia era referente a Alex, tras el juramento que el mago
nos hiciera.
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